La construcción editorial del diario El Día del imaginario de la guerra de Malvinas presenta algunas particularidades. En primer lugar, resulta evidente una destacada presencia cuantitativa de notas, infrecuente en sus columnas. Se registran un total de 34 editoriales en el periodo analizado (2/4/82- 10/12/83), de las cuales 27 se publicaron entre abril y junio, mientras que entre julio y octubre de 1982 mantuvo el tema en su agenda una vez por mes, para recién retomarlo por última vez en 1983, al cumplirse el primer aniversario. Otra característica de los enunciados reside en que una cantidad significativa de notas que conforman el corpus (30%) reflexionaban sobre los condicionamientos a los que se veían sometidos los medios para informar en esa especial instancia. Este criterio de jerarquización sobre las políticas comunicacionales negativas de la dictadura, marca una continuidad en la línea institucional del matutino desde 1976 (Díaz, Passaro, 2002, 2005; Díaz, Giménez, Passaro, 2003, 2003a, 2006).
Asimismo, su discurso apeló a algunas estrategias que ya había utilizado en el tratamiento del conflicto del Beagle con Chile. Así, El Día produjo un imaginario de guerra intentando omitir ese término en sus enunciados y apelando a eufemismos (“conflicto austral”, “situación bélica”, “graves momentos vividos”, “estas delicadas circunstancias”,” futuros momentos bélicos”, “la reacción final”, entre otros), a partir de una lógica polarizada que involucraba a un nosotros definido por el “otro negativo”, (Díaz, Giménez, Passaro, 2011), en este caso representado por el gobierno y medios ingleses.