La relación entre las cosas y las personas es una constante en mi producción. ¿Cuántas formas podemos inventar? es una reflexión sobre prácticas artísticas de desvío en torno a objetos de uso cotidiano que, a través de distintas operaciones, construyen ficciones que interrogan nuestros modos habituales de vinculación. A estos fines, utilicé una silla que hacía mi abuelo en Berisso para reparar sobre la noción de uso, particularmente la de usos desviados propuesta por Michel de Certeau ([1980] 2006).