Las enfermedades parasitarias están ampliamente distribuidas. Características biológicas, fisiológicas y adaptativas de los distintos Phyla parasitarios contribuyen para que así sea. En su epidemiología concurren factores inherentes al parásito, al ambiente y aspectos socioculturales. Los diversos grupos parasitarios cuentan con atributos que les posibilitan adaptarse a nuevos hospedadores, sobrevivir dentro de ellos (ubicación en sitios inmunológicamente privilegiados, variabilidad antigénica, etc.) y resistir condiciones ambientales adversas en sus etapas no parasitarias. Las características de sus formas de diseminación e infectantes (gruesas cubiertas en huevos, quistes y ooquistes, así como vainas en algunas larvas etc.), coadyuvan en su particular resistencia, que les permite sobrevivir semanas y meses fuera del hospedador. Los parásitos de ciclo biológico directo e indirecto pueden ser agentes etiológicos de enfermedades parasitarias transmitidas por alimentos (EPTA). La incorporación de hábitos en prácticas de cría de animales, o en la elaboración de los alimentos, se asocia a veces a la aparición de EPTA. Las EPTA no están muy reconocidas, sin embargo están ampliamente difundidas.