El gran desafío que tienen ante sí las instituciones en la era del conocimiento, es saber aprovechar la principal ventaja de una organización democrática - su eficiencia y estabilidad - y, al mismo tiempo, fomentar la capacidad creativa y participativa a través de una estructura no burocratizada y "en red" que es la que, precisamente, favorece la creación de conocimiento y rompe con las barreras del aprendizaje institucional.