Luises es el resultado de una reflexión personal sobre el exilio, esa imperiosa necesidad de partir dejando todo atrás “cuando no hay más remedio, cuando no hay salida ni futuro y el no hacerlo implica bajar la cabeza y aceptar lo inaceptable.” A partir de las vivencias de sus dos abuelos Gigio y Luigi así como las de Luis, su hermano, el autor buscó contextualizar los exilios y comparar esas experiencias con las propias y las de su familia. Encontró las mismas dudas y los mismos dramas: adaptarse, regresar, conservar su cultura, sobrevivir.
Los exilios provocan cambios no solo en aquel que se exilia, sino también en aquellos que lo acompañan y en los que quedan a la espera de un incierto regreso. El exiliado debe transitar otro mundo, otra realidad, como el Jardín del Exilio del Museo Judío de Berlín: un laberinto de columnas de hormigón donde no hay indicaciones ni senderos marcados, que obliga al visitante/exiliado a bajar la vista y a avanzar azarosamente sobre un tosco pavimento inclinado, lleno de escollos, buscando una salida que al fin sea liberadora.