En este texto nos centraremos en un momento particular de la historia de la Antropología, un periodo que se denomina “Antropología Clásica” y se corresponde históricamente con el segundo momento constitutivo de la disciplina según la periodización que proponen Boivin, Rosato y Arribas (1998).
Es entonces cuando la Antropología se consolida como ciencia y surgen las denominadas “escuelas nacionales” (por ejemplo, la Antropología francesa, la norteamericana, la británica) lo que se traduce en el abandono de una única teoría que busca explicar las diferencias entre las distintas sociedades (como era el caso del evolucionismo cultural a fines del siglo XIX) para pasar a la emergencia de variadas teorías antropológicas centradas en la búsqueda por describir y explicar la diversidad cultural a partir de investigaciones en terreno.
En términos generales, todas las explicaciones antropológicas que se desarrollan cronológicamente entre las dos guerras mundiales tienen en común la crítica al evolucionismo cultural por su carácter etnocéntrico y por la producción de explicaciones sobre la otredad partiendo de datos secundarios que no fueron obtenidos de primera mano. El debate principal se centrará en torno a la Cultura: cómo definirla (y las implicancias epistemológicas, teóricas y políticas que entraña cada definición); cómo estudiarla; y cómo diferenciarla de otras dimensiones, aspectos, atributos.
Primero nos enfocaremos en describir, comprender y analizar lo que se dio en llamar la Antropología Clásica desde la óptica de considerarla a partir de sus elementos comunes, esto es: más allá de la variedad de temas y abordajes, todas comparten una serie de aspectos teóricos y técnicos a partir de lo cual es posible pensarlas como un conjunto. Más adelante, buscaremos caracterizar el concepto antropológico de cultura, considerando las dimensiones que articula, su trayectoria y las tensiones que emergen en torno al estudio de la diversidad cultural.