La crisis que está viviendo hoy el bloque del Mercado Común del Sur (Mercosur), es representativa de la crisis más general que vive el regionalismo latinoamericano.
Superada ya la etapa marcada por la construcción de nuevos organismos regionales con proyección política internacional (Celac, Alba, Petrocaribe, Alianza del Pacífico entre otros) la inestabilidad política y especialmente la incertidumbre de los grandes mercados financieros parecen orientar hoy los bloques subregionales hacia la inactividad y el vaciamiento. Una suerte de des-integración, que abre las puertas a nuevas formas de relación económicas, comerciales y sociales que ponen en riesgo varios de los derechos de los pueblos, y a la que el Mercosur no es ajeno.