Las ciudades se han transformado extraordinariamente en las últimas décadas, estando el cambio climático y la crisis energética, entre las principales problemáticas y tendencias a nivel mundial, cuyos impactos pueden afectar gravemente la sostenibilidad del desarrollo de las ciudades y la calidad de vida de la ciudadanía.
En este contexto, resulta estratégico que los municipios incorporen a la nueva agenda urbana la lucha contra el cambio climático y desarrollen políticas energéticas, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar la generación de energía renovable y mejorar la eficiencia energética para anticiparse a los impactos esperados.