El vocabulario propio de toda ciencia necesita ser sistematizado y explicado convenientemente. Esta es la tarea que emprendió Lázaro Carreter (=L. C.) desde la 1ª ed. de su DTF (1953). Los aportes brindados por el autor (2ª ed. aumentada, 1962; 3ª ed. corregida, 1971, aunque es prácticamente una reimpresión de la 2ª), así como las sugerencias que sus colegas le hicieron llegar y que incorporó (véase "Nota sobre la segunda edición”, p. 13-14), lo enriquecieron notablemente. La obra fue planeada inicialmente para responder a las necesidades de "los estudiantes de Filología (especialmente de Filología Románica)” denominación esta última que tenía la especialidad en España. Sin embargo aún puede apreciarse un vacío notable en lo atinente al vocabulario referido a las relaciones entre sociología, matemática, biología, antropología, psicología. . . con las lingüística. Todo esto implicará —esperamos—, que en futuras nuevas ediciones se incorpore un verdadero y renovado arsenal léxico.