El estudio del conflicto ha sido considerado como una categoría ontológica, diferenciada de aquellos elementos que representan aspectos particulares del mismo (conflicto bélico, familiar, político, entre otros). A partir de ello se ha emprendido la búsqueda de características particulares de un género propio [Entelman, 2005]. De este modo se hace necesario indagar sobre cómo se relaciona el conflicto con el todo que lo contiene y del que forma parte.
Así, el conflicto o disputa, como fenómeno complejo, tiene una gran cantidad de variables y elementos que intervienen en su dinámica y desarrollo, ofreciéndonos amplios aspectos para abordar su análisis. Entonces, un enfoque sistémico nos lleva a comprender que tal fenómeno relacional conflictivo forma parte de otro fenómeno mayor. A los efectos expositivos, nos centraremos aquí en el abordaje que permiten los ‘intereses’, los ‘derechos’ y el ‘poder’ como escenarios del conflicto y especiales puntos de análisis.