Es éste un trabajo provisional, aunque completo, en cuanto me propuseal efectuado. No tiene más valor, ni más alcance, que el de una mera comunicación preliminar para anunciar a los especialistas en las « ciencias del hombre » el descubrimiento de una nueva fuente lingüística, reveladora de una lengua indígena casi desconocida, y a la que se creía perdida para siempre, así como dar una primera impresión del caudal idiomático que nos aporta. Tratase del conjunto de las obras que el padre Luis de Valdivia describió a fines del siglo XVI, sobre la lengua Millcayac, y que una búsqueda afortunada me ha permitido encontrar. Digo «provisional», o «preliminar», pues no abordo el conocimiento de las características profundas del idioma, que desenvolveré oportunamente. No es del caso volver, aquí, sobre el problema de si estos textos fueron o no publicados, problema que —si bien Boman equivoca siguiendo a Mitre y a Medina, en sus errores, sin adelantárseles en sus aciertos, —quedó definitivamente aclarado en un sentido afirmativo por el hallazgo que Schuller realizara de una ínfima parte de esos textos, vandalizados por mano anónima, pero existentes, y definitivos como prueba de la realidad de la impresión que se problematizaba. Por eso resulta tanto más extraña la equivocación de Imbelloni que insiste —en 1936— en lo del manuscrito millcayac perdido. Aquel hallazgo, con ser mínimo, resultó suficientemente importante como para que fuera objeto de una publicación especial en los Papers del Peabody Museum, como lo hizo notar el profesor Putnam en la breve Editorial Note que sirve de introducción al trabajo de Schuller.