No hay ninguna duda de que la lingüística teórica moderna ha llegado a un punto en el cual las limitaciones inherentes en los modelos gramaticales y en los diversos intentos para formalizar descripciones del lenguaje se hacen cada vez más evidentes. Como fue señalado por C. A. Ferguson en la Sesión Plenaria del Tercer Congreso Internacional de Lingüística Aplicada (Copenhague, agosto de 1972), el interés en psicolingüística y particularmente en sociolingüística se está incrementando. Al mismo tiempo la lingüística presta mayor atención a los datos de las investigaciones antropológicas, psicológicas y sociológicas. Este desarrollo está estrechamente ligado a un interés creciente en aspectos culturales del estudio de la lengua, interés motivado no sólo por el escaso resultado de mucha especulación formalística en lingüística sino también por las decepciones sufridas en el campo más vasto de las relaciones interhumanas.