La Guerra Fría y el Plan Marshall impulsaron la búsqueda de formas de avizorar y mejorar el futuro, por lo que la Fuerza Aérea de EE.UU. contrató a especialistas en diversas áreas para analizar objetivos y rumbos a adoptar en función del mismo. El lanzamiento del Sputnik por la URSS, frustró a EE.UU., que encargó a un grupo de investigadores y científicos eliminar a corto plazo, la brecha tecnológica con la URSS. Esto hizo renacer las teorías de Maupertuis, llegándose a afirmar que un perfecto conocimiento de las causas y orígenes del pasado, permitiría anticiparse a quiebres en las tendencias de los fenómenos políticos.
Dicha «capacidad de observación y anticipación frente a desafíos y oportunidades que se generan, tanto de las condiciones externas a una organización, como de su realidad interna» es la Planificación Estratégica, la que con Aquiles Gallardo, definimos como «una poderosa herramienta de diagnóstico, análisis, reflexión y toma de decisiones colectivas, en torno al quehacer actual y al camino que deben recorrer en el futuro las organizaciones e instituciones, para adecuarse a los cambios y a las demandas que les impone el entorno y lograr al máximo de eficiencia y calidad de sus prestaciones”. Su vertiginoso desarrollo en nuestros días, hace necesario conocer alguna de sus herramientas y tal es la intención de este trabajo.