El examen anamnésico (del gr. ana, a través, hacia atrás, de nuevo, y mnesis, memoria), o historia de la génesis individual, fué empleado primitivamente en psiquiatría para descubrir, mediante los informes suministrados por el mismo sujeto, sus padres y parientes u otras personas que hubieren estado en relación con aquél, sus antecedentes gentilicios y condiciones hereditarias, su método de vida y las enfermedades sufridas, las causas presuntas de su demencia y el modo como ésta se había iniciado y desenvuelto hasta el momento del examen. Poco a poco el método fué penetrando en las clínicas psiquiátricas, extendiéndose luego a las demás ramas de la medicina, pues, aun concediendo que muchos de esos datos no tienen sino un valor subjetivo, variable todavía según la capacidad de la persona interrogada, hubo de reconocerse su importancia para el estudio del enfermo, siempre que el examinador someta a una crítica severa los datos recogidos, cotejando las informaciones provenientes de diversas fuentes antes de aprovecharlas. De los hospicios y clínicas pasó, por un progreso lógico, a los establecimientos para anormales, siendo Séguin -un maestro francés, colaborador de Esquirol- el primero en proponer, en su tratado pedagógico para la educación de los idiotas (Traitement moral, hygiène et éducation des idiots, publicado en 1846), un tipo de cartilla biográfica; su Cuadro monográfico está dividido en cinco capítulos, de los cuales el último se refiere a la etiología de la idiotez, formulando varias cuestiones acerca de la génesis del sujeto y sus antecedentes hereditarios morbosos. Desde entonces numerosos modelos de cartas biográficas han sido propuestos y ensayados en dichas escuelas, únicos establecimientos educacionales donde el examen" anamnésico de los alumnos, ha prosperado.