Vamos a tratar de dar, en forma esquemática, el concepto esencial, básico que diferencia el movimiento psicológico de ayer, del de hoy; localizando este ayer, en los fines del siglo pasado y en el principio de éste y localizando este hoy, en el momento actual del devenir psicológico. La psicología de ayer parecía, en realidad, no ser una psicología, sino un campo en donde se debatían encarnizadamente dos ejércitos psicológicos irreductibles. Por una parte, aquellos psicólogos que se esforzaban en mantener la psicología adherida a la madre de todas las ciencias —la filosofía—, que defendían a pie y a caballo que el estudio de la psicología era el mismo que el de la antigua neumología: el espíritu invisible, inmaterial, etéreo, en oposición a la materia, objeto de la física.