La era del descubrimiento es una de las épocas de mayor actividad intelectual de toda la historia. Se inaugura en ella una nueva filosofía, una nueva visión del cosmos, una nueva ciencia de la naturaleza. La Antigüedad prodiga sus tesoros redescubiertos, las naciones robustecen su vida política autónoma y los pueblos elevan su lengua vernácula a la suma dignidad literaria. Las mayores mentes de Europa buscan una nueva confrontación con hechos e ideas, una imagen más cabal del mundo, un método riguroso para alcanzar la verdad por la razón y la experiencia, un saber estricto y directo de las creaciones del genio antiguo. En esta universal renovación que es el Renacimiento, América llega a su hora, se adelanta a ocupar un sitio en los destinos de Occidente, perfeccionando la redondez del planeta e introduciendo un motivo más en la renovada actividad de la inteligencia europea.