En nuestra investigación partimos de estudiar los sentidos atribuidos a las figuras mitológicas “el duende” y “el almamula” y conocer el modo en que operan estas significaciones en la construcción de las relaciones de género, básicamente en la elaboración simbólica de la masculinidad y la feminidad.
Entendiendo además que el mito es un discurso social, se mantiene vigente, “vivo” en las mismas simbolizaciones, porque establece parámetros prescriptivos y proscriptivos que generan instancias para guionizar las prácticas, lo que conceptualizamos como funciones.
Entonces, algunas funciones se cristalizan de modo explícito, como el establecimiento de procesos rituales, la legitimación de la prohibición del incesto, y otras se invisibilizan en la construcción del sentido social solidificado en los discursos. Por lo tanto planteamos conocer además este lado silenciado de los discursos, este costado sin nombrar.