Durante el pasado mes de julio, el Consejo de Ministros francés aprobó, luego de una dilatada demora, una nueva ley antiterrorista con aristas polémicas, que apunta a neutralizar el accionar de lo que se conoce como “lobos solitarios”; es decir, terroristas que actúan en forma individual y cometen sus acciones en forma aislada de la organización que dicen representar. De acuerdo a la nueva ley, se le puede impedir la salida del país a todo ciudadano sospechado de querer trasladarse a lugares donde se reclutan o entrenan miembros de organizaciones terroristas. Aunque la medida alcanza a todo tipo de acciones terroristas, independientemente de su ideario, claramente apunta a aquellos grupos extremistas de raíz islámica que reclutan combatientes para librar una violenta forma de yihad.