El pasado 8 de Julio, fue derribado un avión de la compañía Malaysia Airlines (el MH17) en el espacio aéreo de Ucrania, cerca de la frontera con Rusia. El Boeing volaba a 10.600 metros de altura, cuando fue impactado por un misil tierra‐aire, envolviéndose en una nube negra y densa a 80 km aproximadamente de Donestk. El acontecimiento provocó el fallecimiento de 283 pasajeros y de 15 miembros de la tripulación del avión, la mayoría de los cuales se dirigía a la ciudad australiana de Melbourne para asistir a una conferencia sobre el SIDA auspiciada por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El derribo del avión suscitó una aguda crisis en el marco del conflicto que protagonizan Rusia y Ucrania, al observarse que el armamento utilizado forma parte de los arsenales de ambos países, lo que derivó en acusaciones cruzadas por parte de ambos actores sobre la responsabilidad del accidente. Específicamente, el armamento utilizado en el hecho fue un sistema de misiles antiaéreo de alcance medio Buk, desarrollado inicialmente por la Unión Soviética durante la Guerra Fría, y posteriormente por Rusia, con la finalidad de atacar a posibles helicópteros y drones.