El presente trabajo tiene como objetivo reflexionar acerca del proceso de articulación de diferentes géneros dentro de un unitario documental televisivo de 60 minutos de duración, a través del montaje.
El entrecruzamiento de las reglas de una pieza documental con aspectos y recursos que pertenecen a la ficción como la intervención de un personaje irreal como el hombre-cuervo que simboliza la represión, las animaciones que aluden al universo luminoso de la literatura infantil, las actuaciones de los entrevistados en sus presentaciones, situaciones oníricas como la presencias de monjes, la representación de una familia tipo, y el testimonio de personas que cuentan su historia en primera persona, puede resultar en un relato conciso y claro sobre un periodo específico de nuestra historia como sociedad y a su vez transmitir emociones y generar reflexiones en el espectador.
El trabajo de montaje inició desde las reuniones de preproducción y concluyó en la entrega del material hacia las áreas de postproducción como color, vfx, sonido y música. Áreas que terminaron de completar el proceso, aportando significado a la construcción del relato audiovisual.
Se llegó a un primer armado de contenido que le dio sentido a la estructura y en simultáneo se iban realizando las animaciones. Una vez que el espíritu de la historia fue tomando forma, se trabajó sobre las múltiples intervenciones de las situaciones ficcionadas y la resignificación del uso del material de archivo, que le dieron un vuelo mucho más profundo a los testimonios, trasladando al espectador a una atmósfera de miedo y opresión en el caso de la representación de la censura, alegría y luz en el universo representado en las literatura infantil pero también generando sensaciones de nostalgia y angustia por aquel noble e importante proyecto de democratización de la cultura que quedó trunco frente a la intervención del golpe cívico-militar que tuvo lugar desde 1976 hasta 1983 en nuestro país y su plan sistemático de persecución simbólica y física.