Una vez más tengo que agradecer con toda mi alma al rector y profesores de este colegio manifestaciones de afecto y homenajes que admito sin reservas porque se dirigen, por mi conducto, a la intelelectualidad española, que trabaja con ahínco para alcanzar rápidamente el nivel que corresponde a nuestra raza en el mundo civilizado. Para ella las muestras de vuestra simpatía y la sensación de que la acompañáis en la lucha con estímulo eficaz de donde surgen nuevos alientos cuando el ánimo decae. Tenéis el derecho y el deber de contribuir con vuestra obra a la reconquista del puesto privilegiado que ocuparon nuestros abuelos comunes en la vida espiritual de la humanidad, pues con este orden no rezan las reparaciones políticas obligadas y justas para el mejor desenvolvimiento de los intereses materiales.