En su teoría general de relatividad (1916) aumenta Einstein su alcance desde los sistemas en translación uniforme a sistemas de aceleración y movimiento circular, reuniendo además de los factores de espacio y tiempo los de masa, energía y gravitación en un sistema de armonía universal que si bien no está terminado, por lo pronto ya nos promete una orientación más asegurada sobre la relación entre materia y energía que, efectivamente; como muchos ya lo sospechaban, resultan ser idénticos en el sentido de que cuerpos, masa, substancias, etc., son sólo formas de presentación de la energía y nuestra interpretación del biopsico dinamismo mismo encuadra perfectamente en ese concepto.
Sea lo que sean las consecuencias de la teoría -in magnis voluisse sat est, -lo que aquí nos interesa no son los resultados en sí, que serán también «relativos» como todo, pero algo «absoluto» hemos averiguado: desde las nebulosas de los astros hasta las abstracciones sublimes de la ciencia domina el mismo principio de equilibrar su dinamismo simétrico en el concurso universal de las energías radiantes, mecánicas, químicas y vitales, y un idéntico psicodinamismo, sea elemental o supremo, actúa en estos últimos como encargado ele realizar eso desde el simple tropismo hasta el relativismo enérgético universal.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)