Como mueren los que han amado es una historia sobre la llegada de la muerte posicionada frente a dos maneras opuestas de percibirla: con temor y angustia, y con naturalidad y ansia. El relato se sumerge en el contraste entre el deseo a la muerte y el miedo a la misma cristalizados en los días finales de una anciana acompañada por su hija, quien intenta comprender -y asumir- el deseo de morir de su mamá.
La escritura de éste relato surgió a partir de dos motivaciones principales atravesadas por el mismo motor: hablar de la muerte. Como mueren los que han amado es, por un lado, una manera de indagar en un miedo personal, el más grande y antiguo; una forma de comunicarlo y por ende, en cierto sentido, de hacerle frente: la muerte de mis padres.
La segunda motivación trata de dar lugar en la pantalla a ésta temática que considero que es familiar para todos, o para la mayoría de nosotros en algún momento de nuestras vidas. Pareciera común escuchar a nuestros abuelos (o algún ser querido) fantasear con la idea de un fin; fantasía desprendida de distintos motivos que a su manera los incapacitan a llevar el día a día como desearían.
En éste sentido, considero que la llegada de la muerte es un tema que nos atraviesa a todos como humanos y seres finitos.
Es entonces a partir de éste miedo personal y búsqueda de identificación común y colectiva que nace la necesidad de hablar sobre la muerte, su llegada y las maneras en las que nos enfrentamos (o no) a ella, como un aspecto indivisible de la vida.
Por medio de ambos personajes intento plasmar dos formas opuestas de reaccionar ante su llegada. Con Susi busco representar la negación ante la idea de despedir a un ser querido para siempre, el miedo a su ausencia. Pienso (y busco) que el espectador puede identificarse con ella, con su temor, tristeza y ese rechazo familiar para todos los que hemos atravesado un duelo. Sin embargo, no considero que sea la única manera de atravesarlo. Cuca personifica un punto de vista distinto que contrasta la visión temerosa de Susi. Es con ella con quien intento transmitir que, quizá, desmitificar la muerte sea un camino liberador, una manera (por momentos utópica) de poder soportarla un poco más.