LOS jóvenes que hoy se gradúan, han tenido su hogar espiritual en esta Casa; se han nutrido con nuestros afanes; han palpitado con idénticas inquietudes, y han compartido nuestros ideales. Porque los estudiantes ya no son ajenos a los problemas que aquí se plantean; ya no son extraños a la dirección de los estudios y al gobierno de la Universidad. Son, al contrario, partícipes en la orientación común y en la responsabilidad de sus maestros, y gravitan en la elección de sus hombres dirigentes; todo lo que debe hacerse con dignidad y respeto, pues, comporta deberes ineludibles. Y no es el menor provecho de sus estudios, esta experiencia que adquieren en el gobierno propio, con la cual ejercitan el principio de la responsabilidad, y aprenden la virtud de la tolerancia al advertir sus propios errores.