El hallazgo del acta bautismal de Sarmiento hecho poco tiempo antes de celebrar el centenario de este patricio, puso en claro dos detalles sobre los cuales existían dudas: el primero respecto de la fecha del nacimiento que correspondía al 14 de febrero de 1811 y no al 15, día este último en el que se festejó familiarmente en vida; el segundo rectificó los nombres «Domingo Faustino» por él usados. En esa acta constaba que el segundo de los nombres no era «Faustino» sino «Valentín». Estos dos detalles fijaron datos con exactitud oficial, y nada más, porque Sarmiento ilustró con los hechos que tejieron su vida, los nombres que él quiso usar, sin detenerse a averiguar si constaban en actas bautismales y acaso sin importarle nada que fuesen diferentes.