Cuando el autor de este trabajo escribía la crónica de teatros en La Nación y en El Diario, algunas solicitaciones de los lectores de sus comentarios sobre los espectáculos líricos le indujeron a emprender una exposición explicativa del arte y la obra de Ricardo Wagner, tal como la decían necesaria y útil esos requerimientos provocados sucesivamente por las primeras representaciones del El oro del Rhin, El ocaso de los dioses y Parsifal, que en esa época fueron dados a conocer al público de Buenos Aires. Lo que se le solicitaba era otra cosa que lo contenido en la copiosa bibliografia sobre el arte wagneriano; los interesados manifestaban que esos trabajos, por su carácter técnico unos, por su método o por su concepto analítico otros no satisfacían las necesidad de fácil y cumplida comprensión accesible al público profano en la materia. Se quería una especie de guía expositiva que orientara el entendimiento y dirigiera la atención del espectador lego, indicándole puntos de vista propios del arte de Wagner con detenida generalidad y paciente ánimo.