Pocas veces habráse visto, como en el presente, sufrir vuelcos tan grandes a la conciencia humana. De la serena paz que el mundo disfrutaba hace una década, en la que veíamos elaborarse y prepararse los grandes problemas sociales que agrupaban a los hombres por encima de los límites de las naciones y encaminaban a éstas hacíala esperanza de una concordia fructífera, planteando nueva forma a los ideales colectivos, se pasó al frenesí de una contienda innúmera, a cuyo ritmo se acordaron todas las energías encendiendo los odios, que no apagados, sino dormidos, se aquietaban en el silencio de los años en que el acrecentamiento del saber maduraba los perfeccionamientos científicos e industriales.