Consideramos al Proyecto de Extensión como una obra en su conjunto y no como una sumatoria de partes. Desde su trabajo específico, cada integrante del proyecto aportó algo particular, que el resto adaptó a sus necesidades, y como resultado final obtuvimos un orden y una coherencia que hace que la obra tenga características propias en la individualidad de cada área y en el conjunto total.
Para poder coordinar con el resto del equipo debí tomar conocimiento del trabajo que ellos estaban realizando.
De toda la información recibida, se seleccionó aquella que más se adaptaba a las necesidades del audiovisual. Lo que en un primer momento, parecía carente de interés como la problemática jurídica, posteriormente se incorporó. El documental, de esta manera, se convirtió en el registro sensible de la obra.
El audiovisual fue planeado como un elemento disparador, que introdujera al espectador en la problemática del patrimonio urbano.
Creímos en la necesidad de una narración clara, esto fue motivado por considerar que Patrimonio Urbano es una problemática que afecta a todas las personas y lo planteado en el documental no es una anécdota propia de una ciudad o una cuadra sino que tiene que ver con el compromiso que deben tener todas los ciudadanos al momento de valorizar su lugar.
Esta pequeña historia de desencuentro, sirve para reflexionar sobre las responsabilidades para con nuestros vecinos y nuestro patrimonio.