Este artículo tiene como objetivo señalar algunas conductas modernas del gobierno chino que se inspiran, ya sea de manera intencionada, o arrastrados por la idiosincrasia, en algunos principios que se hallan en los clásicos de Confucio, varios milenios atrás.
Esto tiene un valor especial puesto que el Confucionismo no ha tenido históricamente un lugar de relevancia durante la República Popular. Si bien Deng Xiaoping restauró los exámenes para el ingreso a la administración pública (o servicio civil), algo que era propuesto por los antiguos sabios, sus famosos 4 Principios Cardinales (Mantener la vía socialista; la dictadura democrática del pueblo; la dirección del PCC; el pensamiento de Mao Zedong y el marxismo-leninismo) responden a una ideología europea. Con el correr de los años, el heroico ascenso de China volvió a conectar a la Nación con sus ideólogos milenarios, al punto que los Institutos que diseminan la cultura e idioma chinos por el mundo toman el nombre del Maestro Confucio.
Sin más preámbulos, comienza el análisis con los dos conceptos más potentes, la estrella polar que guía las metas más ambiciosas de Beijing: Xiaokang y Datong. Si bien representan (en principio) ideales opuestos, como pequeño y grande, realidad y utopía, pragmatismo y rigidez…unidas son un complemento que impulsa el espíritu de la nación.