Los vertiginosos cambios que se están operando en la sociedad mundial durante estos últimos años se ven profundizados por la doló- rosa situación de disolución y desmembramiento que sufre nuestra sociedad local, la argentina. La necesidad de encontrar alternativas a los desafíos planteados parece imposible si no logramos definir un nuevo marco teórico que permita proyectar un modelo de país hacia donde comprometer nuestros mejores esfuerzos.
Si como dice el dicho "cualquier camino es bueno para el que sabe a dónde va", podemos decir entonces que "ningún camino es bueno para el que no sabe a dónde va".
Conocer el rumbo hacia dónde dirigirse es fundamental tanto para los navegantes como para los pilotos de aviones, a quienes casi ninguna referencia visual parece acompañarlos en el camino. Pero igualmente lo es para los que se dirigen hacia su trabajo o a su casa, y para las empresas que buscan la rentabilidad o aun para todas las instituciones, aunque no persigan fines de lucro. Del mismo modo, definir el punto al cual se pretende llegar en una Nación se ha tomado decisivo para no sucumbir en el desorden y en el caos.