La invasión a Ucrania, iniciada por la Federación de Rusia el 24 de Febrero del 2022, generó rápidas respuestas desde Occidente en términos de sanciones económicas, tales como la prohibición de compras de combustibles fósiles a Rusia, el congelamiento de activos y reservas, la exclusión de entidades rusas del sistema SWIFT, la prohibición de vender a Rusia productos con tecnologías estratégicas, la prohibición de comprar oro, y el veto a vuelos procedentes de Rusia.
A pesar de afectar la economía rusa con las sanciones, Europa también vivió sus consecuencias. La repercusión más fuerte se vive en el ámbito energético, y más precisamente en la provisión de gas (FMI, 2022).