Han pasado 22 años desde los atentados terroristas del 11 de septiembre contra Estados Unidos, sucesos que le pusieron nombre y apellidos a la agenda de seguridad internacional del nuevo siglo. A lo largo de este tiempo, el terrorismo ha sido caracterizado como la amenaza principal a la seguridad internacional, pese a que en el mismo período se reconoce que otros flagelos, como los fenómenos naturales y las epidemias/pandemias, por citar sólo dos casos, han probado ser tan destructivos y atentatorios contra el bienestar de las sociedades.
Como parte del militarismo enarbolado para enfrentar a la amenaza terrorista, de 2001 a 2022 el presupuesto bélico a nivel mundial experimentó un dramático ascenso y en el caso de Estados Unidos su aumento llegó a niveles nunca antes vistos, en contraste con las asignaciones destinadas a combatir epidemias/pandemias y a hacer frente a fenómenos naturales que suelen devenir en desastres.