La enseñanza de la sociología ha pasado por un largo período de crisis en América, en cuyas universidades se profesaba aquella disciplina, confundiéndola, a veces, con una seudo filosofía de la historia, que abarcaba el estudio presuntuoso de las leyes del proceso de un pueblo, y otras, subordinándola a la política o a la economía, en vista de un plan de reformas sociales.
Sin desconocer sus fecundas relaciones con la historia genética moderna y con las ciencias sociales particulares, notábanse las deficiencias de una cultura filosófica y humanística, que es la que sirve de base para comprender el problema de la sociología erigida en ciencia autónoma de la convivencia organizada humana.
Entre nosotros, fueron Ernesto Quesada en la Facultad de filosofía y letras y Antonio Dellepiane y Juan Agustín García en la Facultad de derecho, quienes supieron dar una orientación a esta enseñanza, que hoy continúan Baúl Orgaz en la Universidad de Córdoba, José Imbelloni en la del Litoral, y el profesor que habla.