¿Es necesario transformar la escuela o reformarla? Distingamos en primer lugar los fines y los medios. Si se habla del fin, hay que transformar la escuela. El fin de la escuela nueva no es ya la adquisición de conocimientos inscritos en los programas, sino la conservación y el acrecentamiento del poder espiritual del niño. Este espíritu es a la vez el punto de partida y el fin; el crecimieuto es un dinamismo. Pero si se habla de los medios de la escuela, de los métodos, del uso de los libros, no se trata de una revolución, sino de una diwstribución nueva de materias reunidas por la paciencia de millares de educadores del pasado.