A pesar de que la evidencia es limitada, los médicos debemos abordar y preguntar sobre los cambios en la cognición, especialmente porque estos síntomas pueden interferir con el trabajo y sus relaciones durante la transición a la menopausia. Los estrógenos a nivel cerebral ejercen modulación sobre la serotonina, noradrenalina y el ácido gama aminobutírico (GABA), y esto se vincula con la sensación de bienestar, la preservación de la memoria y de la cognición. Los estrógenos parecerían ser capaces de mantener un sutil equilibrio entre las respuestas químicas del cerebro a factores intrínsecos como son los neurotransmisores y a factores extrínsecos como lo es por ejemplo el estrés. La transición menopáusica no se expresa solamente en cambios en la ciclicidad menstrual y/o síndrome vasomotor, sino en una serie de modficaciones en la esfera psicoafectiva en la que participan neurohormonas y neurotransmisores que generan sintomatología íntimamente vinculada con trastornos tímicos (humor), alteración de la conducta del sueño y trastornos depresivos. Todo lo expresado debe ser interpretado por el ginecólogo o el médico tratante a efectos de encontrar la terapia adecuada a cada situación.