Con una orientación este-oeste, las sierras de Witwatersrand sobresalen con fuerte inclinación sobre una masa de granito, unos 300 metros por encima de la ciudad (Schmieder, 1955, p. 615). Pero, cabe aclarar, las geoformas actuales son el resultado de la actividad antropogénica en las minas profundas (figura 1). A lo largo de este filón de oro o rand (arrecife o reef, para los mineros) se extienden unas 270 escombreras o vertederos y, en los valles vecinos, se han formado lagos con el agua que es bombeada desde las minas (Olalde, 2015). Casi la mitad del oro del mundo se encontraba en esta área, pero el progresivo agotamiento de los yacimientos más superficiales obligó a las compañías a profundizar en las minas. Al dispararse los costes sólo pueden explotarlos las grandes mineras, cerrando el camino a las compañías más pequeñas. Desempleo, inseguridad, prostitución, tráfico de personas, minería ilegal son algunos de los conflictos actuales, en parte relacionados a la economía, en parte a la sombra del apartheid, un sistema de segregación racial legalmente terminado pero culturalmente vigente. En este capítulo, desde la Teoría Social del Riesgo (TSR), nos proponemos identificar las cuatro dimensiones del riesgo asociado a la explotación aurífera.