La fundación de la ciudad de La Plata constituyó, en 1882, un relevante acontecimiento de la urbanística decimonónica. Tanto su origen, ligado a la federalización de Buenos Aires y la consecuente necesidad de crear rápidamente una Capital provincial que la reemplazara, como sus primeros años de existencia, dominados por la constante preocupación por consolidarla en el plano demográfico, se hallan poblados de un conjunto de metafóricas representaciones que originaron imágenes prescriptivas de lo que debía ser, frente a lo que efectivamente pasó a ser La Plata tras su posterior concreción.