Este trabajo surge de las inquietudes que la práctica de la orientación va generando en su devenir. Este devenir, incluye cambios tanto en los modos de pensar la orientación, como los interrogantes que cada orientador va construyendo a lo largo de su recorrido profesional.
Parafraseando a Lidia Santana Vega, podemos pensar que… “hemos ido acumulando conocimientos sobre cómo hacer, sin tener muy claro qué hemos de hacer y para qué, cuál es la sustancia y el sentido de nuestras acciones”… (Santana Vega, L., pág. 25) y he aquí, que ha llegado un momento en que la práctica nos convoca a revisar estas preguntas, para permitir que otras nuevas acciones salgan a la luz.
El orientador tiene una ética que sostiene sus intervenciones, sus motivos, y hacerla explicita, revisarla, y ser consecuente con ella, es una de nuestras mayores responsabilidades.
Es, en este contexto que se enmarca el presente trabajo, con la intención de poder pensar la admisión en una institución de orientación dependiente de la universidad.
Esta institución es el Centro de Orientación Vocacional Ocupacional, dependiente de la Secretaría de Extensión de la Facultad de Psicología, que se inauguró en el año 1993.