El estudio de la etnografía y de la arqueología de Venezuela, particularmente la que corresponde a su región occidental, plantea una serie de problemas muy importantes para la historia del poblamiento humano de América del sur. Esta vasta región atravesada diagonalmente por la cadena más occidental de los Andes, la Cordillera de Mérida y sus prolongaciones litorales, posee al lado de regiones secas casi desérticas, llanuras y valles fértiles, de fácil acceso, que ofrecen las condiciones más favorables para el establecimiento de poblaciones primitivas. Estas ventajosas condiciones topográficas unidas a su situación entre las regiones colombianas y andinas del oeste, explican que estos territorios hayan ejercido en los tiempos precolombianos una atracción continua sobre los pueblos vecinos de las regiones boscosas y de las regiones de la montaña. Las invasiones de elementos étnicos más diversos se sucedieron provocando una extrema disgregación de las primitivas poblaciones indígenas. Una de las primeras expediciones europeas realizadas en estos lugares, la de Federmann en 1530, se detuvo durante seis semanas en cuatro pueblos diferentes, que no se comprendían entre ellos, lo que obligó a los expedicionarios, en algunos casos, a recurrir al empleo de hasta cinco intérpretes sucesivos para hacerse comprender por sus huéspedes.