Un triángulo cuyos lados apenas superan los diez kilómetros de distancia representa el trecho que separa las tres viviendas proyectadas por Javier Corvalán y el Laboratorio de arquitectura. Diez también son los años transcurridos entre la primera y la última obra. Tres casas separadas en el espacio y el tiempo, sin embargo, se encuentran relacionadas por concepciones y características sensibles y materiales significativamente compartidas.