El presente trabajo parte del concepto de territorio de frontera. Se entiende a éste como un espacio exterior al casco urbano consolidado, es decir, la franja de territorio comprendida entre las áreas urbanas consolidadas y las rurales. Es un sector periurbano, producto del desborde de la ciudad. Es preciso distinguir el concepto de ciudad con el de territorio: mientras que una ciudad presenta límites, estos territorios son producto de la lenta extensión de la ciudad, son fragmentos, carentes de un límite preciso, de una estructura jerárquica y de sentido de pertenencia urbana. Son territorios rizomáticos, difusos, que poseen lógicas distintas a la de una ciudad. Este sector, el de la periferia, constituye el sector de la ciudad con mayor dinámica, heterogeneidad, fragilidad y desequilibrios socio-naturales (cauces de arroyos, depresiones geográficas, basurales, etc.); estando expuesto a debates sociales entre los actores que producen, consumen y gestionan la ciudad. Su carácter de terreno vacíos, remanente, le confiere un gran potencial social y de uso: son terrenos vacantes para urbanizar, para la localización de viviendas -cuya demanda está en constante aumento-, equipamientos, espacios de uso público, entre otros. La intención de este trabajo es concebir estos vacíos como un bien social, entendiéndolos como una gran oportunidad para el crecimiento y desarrollo urbano.