La elección presidencial de Sarmiento presentó características singulares. Ausente del país el candidato —era ministro plenipotenciario en los Estados Unidos— e imposibilitado por lo mismo de dirigir y afrontar personalmente la campaña electoral; las sucesivas intrigas que tendieron a desplazar su nombre de la fórmula proclamada o relegarle al segundo término de la misma; la presión ejercida por caudillos y dirigentes de la política nacional y de las situaciones provinciales, tanto los del llano como los del gobierno, para evitar su triunfo; y la amenaza siempre latente de un nuevo estallido de guerra civil en algunas regiones del interior; configuraron un panorama harto complejo.