Se ha entendido a la improvisación musical como una creación en simultáneo con la ejecución (Nettl y Rusell, 2004) (Kenny y Gellrich 2002). Improvisar implica de esta manera crear un producto musical novedoso. Por su parte, se ha entendido a la creatividad como la capacidad de generar productos creativos. Algunas de las formas corrientes de entender la improvisación musical la describen como un proceso de tipo lúdico, en el que la libre especulación y utilización de los materiales genera como resultado un producto musical original. En contraposición con esta afirmación este trabajo, intenta argumentar en favor de las teorías psicológicas que entienden a la creatividad como una forma de pensamiento ordinario y de las conceptualizaciones sobre la improvisación que la muestran como un fenómeno explicable y relacionado en gran parte a lo restrictivo y a lo preparado, más que a la falta de restricciones y libre juego con los materiales.