A partir de la conceptualización de la soberanía como el poder existente por sobre las individualidades y la toma de decisiones para la arquitectura popular de ese poder, tal como el origen latino de la palabra indica super omnia, “sobre todo” o “poder supremo”, el presente ensayo propone reconocer cuál es el entramado comunicacional en cuanto a estructura física y simbólica, quién o quiénes ejercen verdaderamente el poder en la toma de decisiones, en qué ámbitos se aplica y sobre quiénes. Además, se procurará indagar sobre los eslabones de las cadenas que deberían integrar hoy la soberanía comunicacional y, en la Argentina de la pos pandemia, del siglo XXI, si es posible hacer efectivo el derecho humano a la comunicación ante un escenario de ultra concentración nacional y el “capitalismo de vigilancia” a nivel mundial. ¿Debería pensarse en cadenas que defiendan el pensamiento y la identidad nacional para consagrar la soberanía comunicacional, base de una verdadera soberanía nacional?