Durante el tercer viaje de Ortega a la Argentina tuve la fortuna indescriptible de conocerlo y de tratarlo mucho, Entre fines de 1939, pues, y comienzos de 1942, lo vi frecuentemente. Después de casi todas las entrevistas anoté, dentro de los dias siguientes, buena parte de lo dicho por Ortega. Creo que la sintesis fue en general bastante fiel. Pero una de las cosas que mas seguiré lamentando toda mi vida es no haber hecho un esfuerzo mucho mayor. Debi haber tratado de anotar siempre el dia mismo de la entrevista, y haber trabajado mucho más sobre mi memoria para intentar que la transcripción de lo oido fuera poco menos que literal. Por desgracia, no lo hice así.