Si consideramos que el acto creativo supone intercambios entre un objeto de la creatividad y un sujeto de la creatividad, podemos afirmar, entonces, que en la improvisación este diálogo sucede. En este intercambio, el objeto y el sujeto de la improvisación no terminan nunca de separarse, puesto que la música improvisada “espontáneamente” por el sujeto improvisador tiene una existencia efímera y, por consiguiente, no se concreta como un producto material u obra, como lo podría ser una partitura o un cuadro.
Este tipo de acto creativo en el que se funden objeto y sujeto es muy parecido al juego infantil. Es muy frecuente el vínculo que se establece en repetidas ocasiones entre juego e improvisación, tanto en el jazz como en la improvisación ligada al teatro