La profesión de Trabajo Social en tanto se encuentra orientada al cuidado, dando respuestas a necesidades vinculadas con la reproducción de la vida y la provisión de bienestar social, se encuentra altamente feminizada. Esto se debe a que históricamente las actividades de cuidado estuvieron vinculadas al ámbito familiar y definidas como una habilidad propia de la feminidad, por ende, no reconocidas como un trabajo. La desvalorización social y económica que resulta del trabajo de cuidado afecta a nuestra profesión. Lo cual, en interacción con otras variables que caracterizan el funcionamiento del mercado laboral, deriva en que lxs profesionales del Trabajo Social presenten condiciones laborales deficientes, caracterizadas por la precarización, la inestabilidad laboral y el pluriempleo.