En estas páginas partimos del supuesto según el cual la noción de mecanismo es común al mundo del artes y a las ciencias –tanto naturales como humanas-, y entendemos también que conocer su estructura, sus alcances y límites, constituye una parte fundamental de la “caja de herramientas” de los profesionales e investigadores de las ciencias sociales. Este capítulo establece un necesario contrapunto con el anterior, puesto que previamente señalamos que un primer paso de nuestra estrategia didáctica consistía en abordar el pensamiento social contemporáneo a través de grandes tradiciones de interpretación, que resumimos en cuatro cauces principales (Alexander, 1989; Collins, 1996). Ahora completamos el cuadro al sostener que este abordaje “macro” debe ser complementado con una lectura “meso” de las teorías (que presentamos a partir de dos posiciones epistemológicas en controversia), para luego arribar a una mirada que atienda al aspecto “micro” del análisis sociológico, y por eso ofrecemos también algunos elementos básicos a la hora de estudiar el papel de los mecanismos sociales (Elster, 1997 y 2007), ya que su comprensión permite –a nuestro juicio- mejorar la eficacia explicativa de los diferentes enfoques, así como diseñar más precisas estrategias de intervención social o institucional en torno a cuestiones públicas concretas.