La creciente complejidad de los sistemas de software está originando que las estrategias de desarrollo y mantenimiento sean re-concebidos. Una tendencia es que gran parte de estas tareas deberían ser realizadas por los propios sistemas relevando de ellas al ser humano. Esto lleva a considerar a la auto-adaptación de sistemas como una cuestión básica de arquitectura. Al mismo tiempo, los sistemas multiagentes se han desarrollado como un enfoque genérico para resolver problemas complejos. En ellos se describen estructuras auto-conscientes, son concebidos para ser flexibles y capaces de adaptarse a diferentes situaciones. Ciertos enfoques avanzados recurren al concepto de organizaciones para proveer nuevas estructuras, tomando la forma de arquitecturas complejas. Entre ellos, las Tecnologías del Acuerdo proporcionan una visión explícita de esas abstracciones arquitectónicas. Sin embargo, aún no proveen mecanismos para cambiar sus patrones de composición y tipos de elementos, necesarios para lograr una auto-adaptabilidad real. En este trabajo se propone una solución arquitectónica: el dinamismo requerido será soportado por un acuerdo emergente – una estructura arquitectónica evolutiva, basada en la combinación de controles y protocolos predefinidos. Estos son tratados en el contexto de un marco orientado a servicios, basado en agentes y centrado en organizaciones, definido en las Tecnologías del Acuerdo y provisto por la implementación en la plataforma THOMAS. El trabajo proporciona las primeras abstracciones arquitectónicas para soportar esta estructura emergente. Se presenta también un ejemplo del mundo real para demostrar la utilidad de este enfoque y finalmente se tienen algunas conclusiones acerca de su aplicabilidad.