El contrato informático es la fuente más importante de las relaciones de consumo informáticas. Como tal, es menester analizar cuáles son los principios interpretativos aplicables a los mismos derivados de la aplicación de la normativa de defensa del consumidor. Estas normas de interpretación constituyen una de las muchas herramientas utilizadas por el legislador para intentar nivelar la asimetría fáctica existente entre proveedores y consumidores.